ESPIRAL.

Dejé que mi pie tocase el fin de tu camino
y vuelta a empezar la espiral
que traga todo cuanto ante tus ojos aparece,
que absorbe todo tu miedo
para enseñármelo
y aun así, no te reconozco
es tu miedo, tu jaula
y en ella duermes,
tranquilo, no despiertes
quiero tener tu miedo entre mis dientes
y masticarlo hasta hacerlo nada.
Así calentar tu corazón
entre mi pelo,
acariciar tus ojos
con una mirada furtiva,
lamer tus labios
sellados por el tiempo,
buscar tu lengua con mi boca,
y hacerte vivir
como hasta entonces sólo
habías soñado,
al fondo de la espiral.